Bueno, hoy quiero
hablar de mis personajes masculinos: usualmente tienen problemas psicológicos
de algún tipo o están enfermos de alguna manera. Para ello me basó mucho en el
Manual Merck[1].
Este libro lo conozco porque mis padres, ambos, son médicos y ha sido un libro
que siempre se ha mantenido en la casa y se actualiza. Cada año adquirían la
nueva edición para estar siempre actualizados con respecto a lo que medicina se
refiere. Siempre me gustó porque enlista las enfermedades de todos los tipos,
síntomas, tratamientos y cualquier información necesaria por mínima que sea
para curarla. Desde niño siempre me ha interesado y gustado la medicina,
incluso llegué a pensar ser médico—pero me gustó más el arte—. Y mis padres me
contaban y explicaban cómo funcionaban las cosas. Uno de los recuerdos que
tengo de mi padre era cuando veíamos documentales de operaciones quirúrgicas en
tiempo real. O sea veíamos cirugías completas de dos o hasta tres horas de
duración mientras me las iba explicando. Por eso conozco el Merck y me baso en
él para crear mis personajes.
Me apasionan las
personas enfermas de algún tipo, son más interesantes—literariamente hablando.
No me gustan los personajes a los que todo les sale bien, los triunfadores, los
sanos, los que todo mundo quiere. Me gustan los perdedores, los enfermos, los
que tienen todo para perder y aún así siguen luchando. Sin embargo no todos mis
personajes están enfermos físicamente—pero varios de ellos—tienen algo
psicológico, o psiquiátrico que los está molestando. Y especialmente los más
afectados son los personajes masculino.
Personajes como Franz
Kafka, si bien él no es un personaje original creado por mí, más bien es real y
existió en la Praga del siglo pasado, leí todo lo necesario sobre su vida y
obra para poder escribir sobre él. Tenía problemas psicológicos: la presión del
padre era muy fuerte, su complejo de inferioridad, su desprecio hacia sí mismo,
el miedo latente, la soledad extrema. Todo esos elementos son los que tienen en
común con mis protagonistas, y al gustarme su obra, me gustó la idea de
utilizarlo como parte de mis historias y me arriesgué a hacerlo, hablar de
alguien real que tuvo sangre y carne.
En otros me baso en amistades
o en referencias médicas de algunos pacientes. O a veces al leer el Merck y
conozco una nueva enfermedad me gusta y me imagino al personaje que la tiene y
escribo una historia sobre esa persona con ese malestar y cómo podría valerse
estando en situaciones extraordinarias como por ejemplo en Evidencia hikikomori, donde el personaje es paranoico con grados de
esquizofrenia que se encierra voluntariamente en su habitación por espacio de
tres años.
En la mayoría de las
veces mis personajes masculinos son solitarios, la locura les afecta de algún
modo, tienen malestares físicos pero de algún modo deseo hacerlos carismáticos
o por lo menos queribles. Que no se sienta compasión por ellos ni lástima, sino
cariño y agrado. Que s eles comprenda y que el lector esté a su lado todo el
tiempo deseando darles la mano de alguna manera.
Algunos son muy miserables y parece que nunca
saldrán bien librados, los hay que sufren todo el tiempo y lo mejor que podría
sucederles es que se mueran, peor aún así no los mato. Y los hay que sí
sobresalen, logran triunfar a pesar de sus dependencias y los hay los que si
bien no logran sobrevivir o superarse o salir del hoyo en el que están metidos,
logran hacer algo por alguien y sacrificarse en vida—aunque no necesariamente
sea un sacrificio físico, sino mental y/o psicológico—por alguien que, para ellos,
vale mucho. A veces es una niña, una adolescente o una mujer adulta igual de
enferma que ellos; pero usualmente es una mujer, como en el caso de :0 donde el sacrificio viene hacia
Didier, una adolescente. O en Kurumotsu
en el cual es sacrificio es hacia Megumi, una niña. O en Insectos, el sacrificio es de Luca hacia Itsuki.
Mis personajes masculinos quizá estén enfermos
de alguna manera, dañados psicológicamente o hasta psiquiátricamente, débiles,
cobardes, perdidos, derrotados e incluso odiados por el destino o Dios, pero son
queribles, benévolos, aman y hacer todo lo que está en sus manos por alguien
más que consideran que lo valen.
[1] El
manual Merck de diagnóstico y terapia (en inglés
Merck Manual of Diagnosis and Therapy), a menudo denominado
simplemente manual de Merck es el libro
de texto médico
más vendido del mundo. Se publicó por primera vez en 1899, y actualmente va por
la 18ª edición (2006).
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