Para ser una civilización moderna somos una paradoja. Nuestro
modo de vida es un eterno sarcasmo. Tenemos los aparatos más modernos, una
forma de comunicación más inmediata. Las distancias ya no existen, se menciona
la aldea global porque se postea algo y en segundos en cualquier del mundo se
lee. Las fronteras dejaron de existir hace décadas. Pero lo realmente sórdido
es que, a pesar de nuestra ultramodernidad, en comparación con las
civilizaciones antiguas, somos desechables e invisibles; porque no importa qué
tan innovadores o modernos somos, eso mismo nos limita en espacio y tiempo y no
permite que nuestra civilización deje huella. Las expresiones y narraciones actuales
son efímeras y con un límite de vida tan escaso que si algo sucediera. Si por
alguna razón, esta civilización se extinguiera como se extinguió la
civilización prehispánica, no habría manera de que, aquellos seres del futuro,
o incluso de otros mundos, que llegaran a ver nuestros restos, pudiera entender
qué éramos o nuestra cultura porque no habría forma de que la leyeran. Todo es
virtual, los diarios impresos son obsoletos, el blog impera, la información
está en la nube. Se apaga la computadora y no queda nada. Muy diferente a los
códices o grabados en piedra. ¿Cómo podrían leer un archivo .doc? ¿O ver
cualquier muro o biografía del facebook? ¿O escuchar un mp3, ver un diario en vídeo
.avi, .mkv, .mov? No hay forma, podríamos desaparecer y tornarnos invisibles
por nuestra misma modernidad, pero en cambio siempre sabrá quiénes son los
fenicios, los toltecas, los romanos, y según la actualidad nosotros somos la
cultura con más progreso e importancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario