Les comparto una reseña del filme Polvo de ángel (Angel dust/Enjeru dasuto) de Sogo Ishii que escribí hace unos años para la revista Áttica en el 2000.
Polvo de Ángel en
contraposición con el cine occidental de "serial
killers"
Por Alejandro Hernández Murillo
—Los asesinatos por azar no existen (...) debe haber
algún factor común—pronuncia la Dra.
Setsuko Suma frente al posible asesino serial que investiga, mientras él sólo
la ve, enterrándole la vista.
Polvo de Ángel de Sogo Ishii, es una de las pocas cintas japonesas
que aborda el tema de un asesino serial que mantiene aterrada una ciudad y lo
hace de una manera inteligente y rica cinematográficamente hablando con
extremas diferencias del cine occidental bastamente conocido.
El método de realización cinematográfico de Ishii
remite claramente al teatro Kabuki que tuvo sus orígenes en el siglo XVII y es
muy respetado por Japón, del cual sacaron toda su cinematografía así como en
occidente Griffith y/o Eisenstein tomaron el teatro para crear ´El lenguaje narrativo del cine´. Y esa "actuación Kabuki" está en
perfecta unión a cada momento en la cinta.
Eisenstein dijo: "Los japoneses nos han enseñado otra forma de conjunto extremadamente
interesante -el conjunto monístico.
Sonido-movimiento-espacio-voz no se
acompañan (ni siquiera en paralelo), sino que funcionan como elementos de igual importancia (...)
En el Kabuki es imposible hablar de ´acompañamientos´". En Polvo de Ángel todo es como un mismo
cuerpo, todo tiene sentido y aún la escena aparentemente más trivial posee una
importancia con el drama proyectado como un mismo elemento: todo está unido,
desde la Dra. Setsuko Suma, la encargada de atrapar al asesino, las víctimas
todas relacionadas entre sí, el pasado de la misma doctora con el psiquiatra
Rei Aku hasta el esposo andrógino, pasando por la luna casi llena que parece
burlarse de la ideología occidental donde los peores y más violentos sucesos
tienen lugar. Todo filmado de manera Kabuki perfectamente bien hilado
sin dejar ninguna raíz nipona a un lado, donde todo acto y movimiento actoral
es tan hermoso como humilde a modo del arte japonés donde “todo se ha
diseñado pensando en la belleza, en una apreciación de las formas sencillas y
naturales semejante a la estética del budismo Zen, que hace hincapié en la
severidad y la moderación”. Aumentando más el drama de esta forma.
En Polvo de Ángel Ishii no olvida ni rechaza el
estilo artístico japonés planteando desde el principio una estética tan natural
como sencilla combinando cada elemento del cuadro en un perfecto orden de los
puntos áureos, y principalmente y más que nada, cada secuencia de la cinta –y
aún incluso en la partes más fuertes y emotivas –como son los crímenes o la
inestabilidad emocional de los personajes- va remitiendo cada vez más al
instante dramático del teatro Kabuki.
“Este instante dramático se
prolonga un momento, y los actores quedan inmóviles como en un cuadro. Los
actores del teatro kabuki asumen por lo general poses hieráticas para subrayar
un cambio drástico en la trama de la obra, y los directores cuidan con esmero y
pulcritud los detalles a fin de que formen imágenes memorables, tensas de
energía contenida”.
La narración es sencilla y tan estática como la escena
más trágica del Kabuki en la cual para intensificar el drama se da un
golpe certero al tambor y los actores se congelan
en escena quedando en un cuadro bello-simbólico y en completo silencio por unos
segundos como ese lapso casi interminable cuando una noticia fuerte
dramáticamente nos es dada y tardamos tiempo en procesarla. Ese momento
estático del drama Kabuki se ve en escenas como el segundo asesinato:
cuatro tomas y tres de ellas a la ciudad, sólo una al rostro de la víctima que
está inamovible con expresión de miedo y dolor. El sonido en la secuencia es
sólo un quejido de la chica. Siguiente escena la policía en el escenario del
crimen. O más específicamente el clímax de la historia -escena en la cual el
cine occidental traduce todo el drama en la parte más intensa con la mayor
acción posible, los movimientos más ágiles y la espectacularidad-; aquí los
personajes principales, en el encuentro climático, están parados observándose,
casi sin decir nada, con el sonido congelado, pocas tomas, movimientos muy
rígidos y una velocidad en cámara lenta de igual manera que en el Kabuki: “Toda la escena es más un baile que un duelo; cada ataque y
cada parada siguen una coreografía precisa y una pose lentísima”.
Esa rigidez, esa intensificación del teatro Kabuki
remite a las zonas de indeterminación en donde se comenta que aquello que no
está determinado y es presentado en imágenes en off es determinado por
el espectador, aquí esa indeterminación se conjunta y expresa el drama en una "unión
Kabuki", así como en el montaje según Eisenstein: "La toma A,
junto con la toma B, crean la toma C". En Polvo de Ángel la misma cinematografía Kabuki Ishii la
indetermina con: sonidos escasos, imágenes estáticas y los movimientos rígidos,
hay una escenología off que no queda
clara para el espectador, pero aún así entendible. Por ejemplo: en la primera
escena, hay varias tomas a la ciudad (ya una misma toma es indeterminada por el
hecho de que se elige sólo una parte del todo), al metro, a los usuarios y de
pronto una toma muy cerrada a un rostro -que no se ve del todo- estático, de un
cuerpo que ha sido asesinado -de forma indeterminada ya que el acto en sí no se
ve- y cae al suelo en un Picada en Plano General con mucha gente
caminando, tanta que casi es inentendible saber qué sucedió y más aún lo es
porque el siguiente corte es instantáneo. La indeterminación estuvo presente en
cada toma y sonido (ya que el audio, que es incidental, casi no existe), y sin
embargo se determinó un asesinato con un método Kabuki en el cual la
falta de acción móvil -imágenes en off- determinan el drama de la
escena, un drama que es incluso más intenso; con una unión total de todas sus
partes: Sonido-movimiento-espacio-voz,
y todo rígido, casi como inexistente.
Empero Polvo de Ángel
tiene similitudes -tal vez triviales- con el cine occidental, pero grandes
diferencias: por ejemplo, la ciudad es tomada como campo de juego del asesino:
las ubicaciones de los atentados forman la inicial del nombre del homicida de
la misma manera en que se forma la estrella masónica en la reciente From Hell (Albert Hughes-Allen Hughes) o el tablero de ajedrez en Knight moves (Carl Schenkel). Y
sin embargo en esta cinta es más bien una burla a ese método banal para atrapar
al asesino. Otra similitud es la indagación del personaje introduciéndose en su
perfil psicológico el cual está dado por sus asesinatos, como en el caso en el
libro El Alienista de Caleb Carr
donde son sus crímenes y su complejidad violenta lo que origina que el médico
vaya conociendo su ideología, su niñez y razones de su odio hasta encontrarlo;
o en El Elemento del crimen (Lars Von Trier), cinta que habla de la escudriñación psicológica de un asesino
basada en una teoría del mismo hombre visitando los escenarios del crimen, las
vivencias del asesino y realizando cada movimiento o situación que el homicida
hizo, tornarse en él mismo. En Seven
(David Fincher) hay una búsqueda truncada de la personalidad de John Doe a
partir de sus cadáveres (ya que él mismo se entrega sin que los detectives
sepan nada sobre él y sus motivos); en El
Silencio de los Inocentes (Johnnatan Demme) esa indagación sobre el
victimario es sólo un medio para abordar otro asesino aún más violento, que es
Lecter (Starling va al manicomio para entrevistarse con él y le dé pistas para
hallar a Búfalo Bill –que por cierto no difiere mucho de su antecesora Manhunter (Michael Mann) basado en el libro El
Dragón Rojo del mismo autor (Thomas Harris) que valió una reciente
adaptación con el mismo nombre-). Y sin embargo, con esas similitudes de
adentrarse en la psicología del asesino en Polvo
de Ángel esa búsqueda no está dada por los escenarios, o los métodos del
crimen o por personajes relacionados, sino por la psicología de las víctimas y
su relación en común, cosa que lleva a un lavado de cerebro de una de ellas que
le fue hecho por un psiquiatra que parece saber mucho sobre el tema.
La primera escena, el llamado "atrape"
que en el cine de occidente es un factor relevante y con una severa importancia
-tal que es la causante que el espectador siga o no viendo la película-; es
como en cualquier película de asesinos, el primer homicidio. Sin embargo, a
diferencia del cine de occidente, donde esa primera escena es -en muchos de los
casos- la más espectacular y compleja de la película, en Polvo de Ángel ese homicidio es tan simple como extraño: varias
tomas a la ciudad, al metro y sus habitantes; un ritmo normal de montaje
(incluso casi lento); un sonido incidental de la ciudad que casi no se escucha;
y en plano Close Up, una chica expresa dolor, con sólo un quejido leve
para caer al suelo en otro plano ahora General, y antes de que el
espectador sepa qué sucedió, corte a la siguiente escena aparentemente sin
hilación, pero también en el mismo sentido de "atrape": una
pareja de exploradores están en el interior de una gruta, con una densa
oscuridad, pocos movimientos y casi sin sonido. Encuentran dos cadáveres -cuya
relación con el asesino serial buscado es inexistente y queda sólo como una
anécdota: "de cualquier forma es un caso sin resolver", dicen.
Ocurren cosas confusas: el hombre desaparece, la chica queda sola y asustada,
tomas rápidas a imágenes no claras y corte a la siguiente escena donde se
presenta el conflicto de la historia.
La espectacularidad de occidente en el cine japonés no
existe. Las imágenes no son complejas, el sonido no es embrutecedor y el
impacto es incluso mayor. Lo sórdido está en el aire y el asesinato es tan
fuerte por su sencillez como por su confusión.
A partir de ello Polvo
de Ángel -con esquemas específicamente nipones, muy lejos de la ideología
occidental en la que vivimos- presenta una historia que se va soterrando
paulatinamente a un mundo caótico y complicado psicológicamente -desde el
lavabo de cerebro (en cuyas víctimas ha sido realizado) hasta el esposo
andrógino que impresiona a todo Tokyo.
Los escenarios del crimen cambian también con respecto
al cine occidental. A diferencia de las películas donde todo es sórdido y
existe un ambiente caótico con una violencia visual extrema -En Seven hay un hombre gordo amarrado a una
mesa con la cabeza en un plato de comida; En El Silencio de los inocentes, Búfalo Bill tiene una casa llena de
mariposas con un sótano sucio, negro y con pieles humanas para hacer con ello un
vestido; En El Elemento del crimen todo
está destruido y semiabandonado (como un futuro post-apocalíptico), iluminación
escasa y colores sepias muy intensos-; en Polvo
de Ángel Sogo Ishii no obsequia un caos visual, de hecho es lo contrario
perfecto: hay una limpieza quirúrgica, en los escenarios no hay mota de polvo y
en ningún momento se ve algo sucio incluso en los metros que son, aún con mucha
gente, excesivamente limpios.
Los noticieros que dan la nota de los homicidios no
tienen ese análisis o crítica a los medios ya bien establecida en occidente en
cintas como Asesinos por naturaleza
(Oliver Stone), 15 minutos (John
Hezfeld) o El cuarto poder (Costa-Gavras), aquí sólo fungen como
lo que son: medios de comunicación. A pesar de que son mencionados y llegan a
ser parte de la historia no hay una crítica y sólo se les menciona. En cambio
Sogo Ishii se concentra mayormente en la crítica de la psiquiatría -más que del
asesino- del abuso de la medicina sobre el paciente. Todo se remite al lavado
de cerebro, ese trato casi inhumano sobre personas que llevan a ser asesinos y
víctimas al mismo tiempo. Nadie está a salvo y es muy fácil ser manipulado. De
hecho la cinta es una manipulación cerebral para el espectador en todo momento.
El filme empieza confuso—diferente al cine occidental donde a medida que
transcurre el drama todo se va aclarando—, en Polvo de Ángel se va complicando aún más hasta una especie de
lavado cerebral sin mayor explicación de nada con un clímax confuso
psicológicamente -más que de acción- y dejando un final abierto, como una imagen
en off o simplemente indeterminada.
Definitivamente Polvo
de Ángel es una de las mejores cintas japonesas de la era contemporánea y
que marca una diferencia artística en la mirada global sobre el asesino serial
que vale la pena ver y extasiarse con ello.
Versión abreviada de Sergei Eisenstein, "Lo inesperado", en La forma del cine, Buenos Aires, S.XXl, 1986, pp.24-31.
Jonathan Norton Leonard, Japón Antiguo, Time-Life international de México, S.A. de C.V. 1983.
Polvo de ángel (Angel dust / Enjeru dasuto)
Prod. Kenzo Horikoshi, Eiji Izumi, Taro Maki / Japón, 1994. /
Versión abreviada de Sergei Eisenstein, "Lo inesperado", en La forma del cine, Buenos Aires, S.XXl, 1986, pp.24-31.
Jonathan Norton Leonard, Japón Antiguo, Time-Life international de México, S.A. de C.V. 1983.
Polvo de ángel (Angel dust / Enjeru dasuto)
Prod. Kenzo Horikoshi, Eiji Izumi, Taro Maki / Japón, 1994. /
Dir. Sogo Ishii / Esc. Yorozu Ikuta, Sogo Ishii./ Fot. Norimichi
Kasamatsu./Mús. Hiroyuki Magashima./Ed. Sogo Ishii, Hiroshi Matsuo./Con: Kaho Minami, Ryoko Takizawa, Etsushi Toyokawa, Takeshi Wakamatsu./ Dur. 117 min./ Color / Drama / Thriller.
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