martes, 18 de diciembre de 2012

Polvo de Ángel en contraposición con el cine occidental de "serial killers"




     Les comparto una reseña del filme Polvo de ángel (Angel dust/Enjeru dasuto) de Sogo Ishii que escribí hace unos años para la revista Áttica en el 2000.

Polvo de Ángel en contraposición con el cine occidental de "serial killers"

Por Alejandro Hernández Murillo


 

—Los asesinatos por azar no existen (...) debe haber algún factor común—pronuncia la Dra. Setsuko Suma frente al posible asesino serial que investiga, mientras él sólo la ve, enterrándole la vista.

Polvo de Ángel de Sogo Ishii, es una de las pocas cintas japonesas que aborda el tema de un asesino serial que mantiene aterrada una ciudad y lo hace de una manera inteligente y rica cinematográficamente hablando con extremas diferencias del cine occidental bastamente conocido.

El método de realización cinematográfico de Ishii remite claramente al teatro Kabuki que tuvo sus orígenes en el siglo XVII y es muy respetado por Japón, del cual sacaron toda su cinematografía así como en occidente Griffith y/o Eisenstein tomaron el teatro para crear ´El lenguaje narrativo del cine´. Y esa "actuación Kabuki" está en perfecta unión a cada momento en la cinta.

Eisenstein dijo: "Los japoneses nos han enseñado otra forma de conjunto extremadamente interesante -el conjunto monístico. Sonido-movimiento-espacio-voz no se acompañan (ni siquiera en paralelo), sino que funcionan como elementos de igual importancia (...) En el Kabuki es imposible hablar de ´acompañamientos´". En Polvo de Ángel todo es como un mismo cuerpo, todo tiene sentido y aún la escena aparentemente más trivial posee una importancia con el drama proyectado como un mismo elemento: todo está unido, desde la Dra. Setsuko Suma, la encargada de atrapar al asesino, las víctimas todas relacionadas entre sí, el pasado de la misma doctora con el psiquiatra Rei Aku hasta el esposo andrógino, pasando por la luna casi llena que parece burlarse de la ideología occidental donde los peores y más violentos sucesos tienen lugar. Todo filmado de manera Kabuki perfectamente bien hilado sin dejar ninguna raíz nipona a un lado, donde todo acto y movimiento actoral es tan hermoso como humilde a modo del arte japonés donde “todo se ha diseñado pensando en la belleza, en una apreciación de las formas sencillas y naturales semejante a la estética del budismo Zen, que hace hincapié en la severidad y la moderación”. Aumentando más el drama de esta forma.

En Polvo de Ángel Ishii no olvida ni rechaza el estilo artístico japonés planteando desde el principio una estética tan natural como sencilla combinando cada elemento del cuadro en un perfecto orden de los puntos áureos, y principalmente y más que nada, cada secuencia de la cinta –y aún incluso en la partes más fuertes y emotivas –como son los crímenes o la inestabilidad emocional de los personajes- va remitiendo cada vez más al instante dramático del teatro Kabuki.

“Este instante dramático se prolonga un momento, y los actores quedan inmóviles como en un cuadro. Los actores del teatro kabuki asumen por lo general poses hieráticas para subrayar un cambio drástico en la trama de la obra, y los directores cuidan con esmero y pulcritud los detalles a fin de que formen imágenes memorables, tensas de energía contenida”.

La narración es sencilla y tan estática como la escena más trágica del Kabuki en la cual para intensificar el drama se da un golpe certero al tambor y los actores se congelan en escena quedando en un cuadro bello-simbólico y en completo silencio por unos segundos como ese lapso casi interminable cuando una noticia fuerte dramáticamente nos es dada y tardamos tiempo en procesarla. Ese momento estático del drama Kabuki se ve en escenas como el segundo asesinato: cuatro tomas y tres de ellas a la ciudad, sólo una al rostro de la víctima que está inamovible con expresión de miedo y dolor. El sonido en la secuencia es sólo un quejido de la chica. Siguiente escena la policía en el escenario del crimen. O más específicamente el clímax de la historia -escena en la cual el cine occidental traduce todo el drama en la parte más intensa con la mayor acción posible, los movimientos más ágiles y la espectacularidad-; aquí los personajes principales, en el encuentro climático, están parados observándose, casi sin decir nada, con el sonido congelado, pocas tomas, movimientos muy rígidos y una velocidad en cámara lenta de igual manera que en el Kabuki: “Toda la escena es más un baile que un duelo; cada ataque y cada parada siguen una coreografía precisa y una pose lentísima”.

Esa rigidez, esa intensificación del teatro Kabuki remite a las zonas de indeterminación en donde se comenta que aquello que no está determinado y es presentado en imágenes en off es determinado por el espectador, aquí esa indeterminación se conjunta y expresa el drama en una "unión Kabuki", así como en el montaje según Eisenstein: "La toma A, junto con la toma B, crean la toma C". En Polvo de Ángel la misma cinematografía Kabuki Ishii la indetermina con: sonidos escasos, imágenes estáticas y los movimientos rígidos, hay una escenología off que no queda clara para el espectador, pero aún así entendible. Por ejemplo: en la primera escena, hay varias tomas a la ciudad (ya una misma toma es indeterminada por el hecho de que se elige sólo una parte del todo), al metro, a los usuarios y de pronto una toma muy cerrada a un rostro -que no se ve del todo- estático, de un cuerpo que ha sido asesinado -de forma indeterminada ya que el acto en sí no se ve- y cae al suelo en un Picada en Plano General con mucha gente caminando, tanta que casi es inentendible saber qué sucedió y más aún lo es porque el siguiente corte es instantáneo. La indeterminación estuvo presente en cada toma y sonido (ya que el audio, que es incidental, casi no existe), y sin embargo se determinó un asesinato con un método Kabuki en el cual la falta de acción móvil -imágenes en off- determinan el drama de la escena, un drama que es incluso más intenso; con una unión total de todas sus partes: Sonido-movimiento-espacio-voz, y todo rígido, casi como inexistente.

Empero Polvo de Ángel tiene similitudes -tal vez triviales- con el cine occidental, pero grandes diferencias: por ejemplo, la ciudad es tomada como campo de juego del asesino: las ubicaciones de los atentados forman la inicial del nombre del homicida de la misma manera en que se forma la estrella masónica en la reciente From Hell (Albert Hughes-Allen Hughes) o el tablero de ajedrez en Knight moves (Carl Schenkel). Y sin embargo en esta cinta es más bien una burla a ese método banal para atrapar al asesino. Otra similitud es la indagación del personaje introduciéndose en su perfil psicológico el cual está dado por sus asesinatos, como en el caso en el libro El Alienista de Caleb Carr donde son sus crímenes y su complejidad violenta lo que origina que el médico vaya conociendo su ideología, su niñez y razones de su odio hasta encontrarlo; o en El Elemento del crimen (Lars Von Trier), cinta que habla de la escudriñación psicológica de un asesino basada en una teoría del mismo hombre visitando los escenarios del crimen, las vivencias del asesino y realizando cada movimiento o situación que el homicida hizo, tornarse en él mismo. En Seven (David Fincher) hay una búsqueda truncada de la personalidad de John Doe a partir de sus cadáveres (ya que él mismo se entrega sin que los detectives sepan nada sobre él y sus motivos); en El Silencio de los Inocentes (Johnnatan Demme) esa indagación sobre el victimario es sólo un medio para abordar otro asesino aún más violento, que es Lecter (Starling va al manicomio para entrevistarse con él y le dé pistas para hallar a Búfalo Bill –que por cierto no difiere mucho de su antecesora Manhunter  (Michael Mann) basado en el libro El Dragón Rojo del mismo autor (Thomas Harris) que valió una reciente adaptación con el mismo nombre-). Y sin embargo, con esas similitudes de adentrarse en la psicología del asesino en Polvo de Ángel esa búsqueda no está dada por los escenarios, o los métodos del crimen o por personajes relacionados, sino por la psicología de las víctimas y su relación en común, cosa que lleva a un lavado de cerebro de una de ellas que le fue hecho por un psiquiatra que parece saber mucho sobre el tema.

La primera escena, el llamado "atrape" que en el cine de occidente es un factor relevante y con una severa importancia -tal que es la causante que el espectador siga o no viendo la película-; es como en cualquier película de asesinos, el primer homicidio. Sin embargo, a diferencia del cine de occidente, donde esa primera escena es -en muchos de los casos- la más espectacular y compleja de la película, en Polvo de Ángel ese homicidio es tan simple como extraño: varias tomas a la ciudad, al metro y sus habitantes; un ritmo normal de montaje (incluso casi lento); un sonido incidental de la ciudad que casi no se escucha; y en plano Close Up, una chica expresa dolor, con sólo un quejido leve para caer al suelo en otro plano ahora General, y antes de que el espectador sepa qué sucedió, corte a la siguiente escena aparentemente sin hilación, pero también en el mismo sentido de "atrape": una pareja de exploradores están en el interior de una gruta, con una densa oscuridad, pocos movimientos y casi sin sonido. Encuentran dos cadáveres -cuya relación con el asesino serial buscado es inexistente y queda sólo como una anécdota: "de cualquier forma es un caso sin resolver", dicen. Ocurren cosas confusas: el hombre desaparece, la chica queda sola y asustada, tomas rápidas a imágenes no claras y corte a la siguiente escena donde se presenta el conflicto de la historia.

La espectacularidad de occidente en el cine japonés no existe. Las imágenes no son complejas, el sonido no es embrutecedor y el impacto es incluso mayor. Lo sórdido está en el aire y el asesinato es tan fuerte por su sencillez como por su confusión.

A partir de ello Polvo de Ángel -con esquemas específicamente nipones, muy lejos de la ideología occidental en la que vivimos- presenta una historia que se va soterrando paulatinamente a un mundo caótico y complicado psicológicamente -desde el lavabo de cerebro (en cuyas víctimas ha sido realizado) hasta el esposo andrógino que impresiona a todo Tokyo.      

Los escenarios del crimen cambian también con respecto al cine occidental. A diferencia de las películas donde todo es sórdido y existe un ambiente caótico con una violencia visual extrema -En Seven hay un hombre gordo amarrado a una mesa con la cabeza en un plato de comida; En El Silencio de los inocentes, Búfalo Bill tiene una casa llena de mariposas con un sótano sucio, negro y con pieles humanas para hacer con ello un vestido; En El Elemento del crimen todo está destruido y semiabandonado (como un futuro post-apocalíptico), iluminación escasa y colores sepias muy intensos-; en Polvo de Ángel Sogo Ishii no obsequia un caos visual, de hecho es lo contrario perfecto: hay una limpieza quirúrgica, en los escenarios no hay mota de polvo y en ningún momento se ve algo sucio incluso en los metros que son, aún con mucha gente, excesivamente limpios.

Los noticieros que dan la nota de los homicidios no tienen ese análisis o crítica a los medios ya bien establecida en occidente en cintas como Asesinos por naturaleza (Oliver Stone), 15 minutos (John Hezfeld) o El cuarto poder (Costa-Gavras), aquí sólo fungen como lo que son: medios de comunicación. A pesar de que son mencionados y llegan a ser parte de la historia no hay una crítica y sólo se les menciona. En cambio Sogo Ishii se concentra mayormente en la crítica de la psiquiatría -más que del asesino- del abuso de la medicina sobre el paciente. Todo se remite al lavado de cerebro, ese trato casi inhumano sobre personas que llevan a ser asesinos y víctimas al mismo tiempo. Nadie está a salvo y es muy fácil ser manipulado. De hecho la cinta es una manipulación cerebral para el espectador en todo momento. El filme empieza confuso—diferente al cine occidental donde a medida que transcurre el drama todo se va aclarando—, en Polvo de Ángel se va complicando aún más hasta una especie de lavado cerebral sin mayor explicación de nada con un clímax confuso psicológicamente -más que de acción- y dejando un final abierto, como una imagen en off o simplemente indeterminada.

Definitivamente Polvo de Ángel es una de las mejores cintas japonesas de la era contemporánea y que marca una diferencia artística en la mirada global sobre el asesino serial que vale la pena ver y extasiarse con ello.

Versión abreviada de Sergei Eisenstein, "Lo inesperado", en La forma del cine, Buenos Aires, S.XXl, 1986, pp.24-31.

Jonathan Norton Leonard, Japón Antiguo, Time-Life international de México, S.A. de C.V. 1983. 

Polvo de ángel (Angel dust / Enjeru dasuto)
Prod. Kenzo Horikoshi, Eiji Izumi, Taro Maki / Japón, 1994. /

Dir. Sogo Ishii / Esc. Yorozu Ikuta, Sogo Ishii./ Fot. Norimichi Kasamatsu./Mús. Hiroyuki Magashima./Ed. Sogo Ishii, Hiroshi Matsuo./Con: Kaho Minami, Ryoko Takizawa, Etsushi Toyokawa, Takeshi Wakamatsu./ Dur. 117 min./ Color / Drama / Thriller.




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